miércoles, 1 de diciembre de 2010

Rememorando el infierno

Este primer día que da inicio al nuevo mes vino ligado primeramente con una visita al volcán Masaya, pero antes pudimos recorrer por el complejo temático con exposiciones sobre la geografía de Nicaragua, especialmente atendiendo a sus tres volcanes y a la riqueza faunística y floral del país.
Un manto oscuro cubría el volcán y mientras subíamos por una escalinata hasta un alto donde poder divisar mejor el cráter, me sentía como un fumador pasivo de los tóxicos emitidos por el volcán en forma de azufre y dióxido. Parecía que nos encontráramos en la misma cima del infierno y me fue recurrente hacer un chiste para el momento: “aquí huele a Bush” aludiendo a lo ya emitido por Chávez en una conferencia de países. Se trata de un volcán que no hace mucho se activó con gran sorpresa de unos tuistas que tuvieron que poner "pies en polvorosa".
Junto al volcán pude cumplir un pequeño deseo y fue la de sentirme por un momento el conductor de uno de esos autobuses amarillos tuneados a la manera nicaragüense. Antes tuvimos que empujar un coche de unos cubanos que andaba arreglando el mismo conductor del bus.
Ya en el Mirador de Catarina y su mercado algunos compañeros pudimos comprar suvenires como una camisa con un rótulo que decía “Plato típico nicaragüense, Gallopinto”.
Almorzamos y nos dirigimos a la fortaleza de Coyotepe que sirvió al gobierno de los Somozas utilizándola la Guardia Nacional como instrumento controlador y defensivo de Masaya y sobretodo como centro de castigo y exterminio de prisioneros políticos ligados al sandinismo. Un edificio que muestra sin ningún tipo de añadido el crimen de ese gobierno con las barbaries que allí se cometieron. Un infierno que jugaba con la oscuridad para crear aun más un ambiente tétrico. Antes de su administración actual por parte de los los Boys Scout Nicaragüenses, el edificio sufrió pillaje y vandalismo, y varios grafitis dan prueba del horror allí acontecido.

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